** Este relato es enteramente FICTICIO. En el supuesto caso de que fuera real, los acontecimientos aquí descritos han sido alterados en mayor o menor medida con fines humorísticos.
Cualquier parecido con la realidad... es una lástima **
La historia de hoy la protagonizan 5 de nuestros muchachos, 2 de los cuales les serán familiares a los lectores de este espacio perdido en el mundo virtual, para más referencia en el relato ¡¡ La Pista 2 !!.
Todo empezó días atrás con la organización de una reunión, misma que nos llegó a todos mediante un correo anónimo que incluía la siguiente publicidad:
Así entonces surgió la idea de reunirnos y también de adquirir un monito albino. La primer idea sí se realizó, la segunda, por motivos de protección al ambiente no pudimos ralizarla.
El doctor Nabo puso el lugar, a saber, el asta bandera del zócalo de nuestra Capital. Yo la hora: las 1300 del día. Pero no contamos con el calor que hacía y con el retraso de los integrantes de la expedición.
Mientras los soldados se reunían para tal expedición y mientras esperábamos a que los rayos del Sol nos consumieran indolentemente me encontré, entre toda esa multitud que ahí se reunió para ver las pantallas gigantes donde se transmiten los partidos de futbol, a un viejo conocido, a un antiguo colega, confidente y compañero de aventuras. Lo encontré dándole abrazos a un tipo con un cartel que decía "abrazos gratis". Pero no me sorprendió, mi amigo, que en otros tiempos usaba pinzas para sostener sus pantalones; y tiene el cabello rizado, hecho jirones; siempre suele estar enredado en líos cómicos, cosas inesperadas siempre le acompañan.
En compañía de Gibranov me dirigí a saludar a ese amigo a quien no había visto hace mucho y traté de recordar los viejos tiempos, muy buenos por cierto. Las imágenes venían y fluían en mi mente como vagabundas... pero no logré recordar su nombre. Algo realmente tonto, pero que suele ocurrir.
Nos cocinamos, casi literalmente, bajo el Sol, esperando a los miembros de la tropa y cuando por fin llegaron comenzó la marcha. La visita a las viejas calles era ya conocida. Las tortitas de pavo acabaron con nuestra hambre y la cerveza alivió nuestra sed.
La compra-venta de objetos tecnológicos es ya también un clásico, casi obligado, cuando se va al Centro...
Incluso nos dimos tiempo para regresar a Las Duelistas, mexicanísima y nunca bien ponderada pulcata. Mi amigo y viejo compañero de aventuras nos siguió todo el tiempo, siempre amenizando nuestro paso por el Centro.
Y luego...
Se realizó un consenso con la tropa para ir o no a un show cercano a nuestra posición, en el cual, de acuerdo al doctor Nabo, "el ambiente es familiar, barato y nada espectacular".
Pero ¿qué clase de show cumple con esas características?. Fue la pregunta que se extendió entre las filas, pero nadie se atrevió a preguntar y especulativos marchamos hacia el sitio que Nabo marcó como nuestro siguiente destino.
Nos asignaron mesa y no bien estábamos sentados cuando una señorita con (muy) poquita ropa se subió a nuestra mesa y apreciamos sus contornos y delineamos sus curvas...
¡ Qué familiar, es su sitio, doctor !
No había terminado mi frase cuando al voltear vi a mi amigo de los cabellos rizados subido en una plataforma con la mujer que previamente había estado en nuestra mesa bailando... y el asunto se puso menos familar que antes. La ropa comenzó a caer y yo buscaba la cámara para guardar a la posteridad ese momento con el cual luego poder hacer mofa entre los amigos. Cuando al fin la encontré y me disponía a enfocar la escena...
- ¡¡ Oh, por Dios, doctor... su amigo está en pelotas !!
O_O
Y la voz de un micrófono que resonaba en las bocinas del sitio "familiar" al que habíamos llegado:
" Ese chino anda con suerte. Quiero escuchar un fuerte aplauso para El Chino"
Terminó la demostración de mi amigo, "el chino", y la mujer bailarina y bajó aquél de regreso a nuestra mesa...
- ¿Qué le impulsó a hacer semejante...?
- Pues ella me lo ofreció... me agarró con las defensas bajas... no lo esperaba
Pasaron varios shows que alegraron al público y que fueron, poco a poco, terminando con el anonadamiento en el que la tropa se había inmerso luego de... el show de El Chino.
Y siguió un concurso para el que pidieron "dos caballeros" a que fueran arriba de la plataforma.
Mi amigo, El Chino, ni tardo ni perezoso subió a la competencia. Su rival resultó ser un regiomontano... el reto era... el reto era una cochinada en la que alguno de los dos "caballeros" habría de perder su dignidad y, tal vez, hasta su virilidad.
El Chino no realizó el reto pero aprovechó el momento para ir a toquetear (y coquetear -o al revés, según se guste) con unas mujeres de dudosos gametos sexuales y procedencia.
Y de nuevo habló la voz del micrófono:
"Ese pinche Chino anda caliente. Otro aplauso para mi amigo El Chino"
- Esperamos otra bailarina y nos vamos.
Al terminar el baile pagamos y los chavos que nos atendieron nos dijeron que a la próxima vez, cuando regresáramos, fuéramos directo con ellos para darnos unas buenas bebidas, diferentes.
- Al parecer la actuación de su amigo, El Chino, les impactó.
- Mi amigo... "El Chino"... bien, vámonos...
En ese momento me percaté de la situación que vivimos por 4 horas y tuve que decírsela a mi amigo, El Chino:
- Amigo mío, ya vamos a salir a la calle... haga el favor de ponerse su ropa de vuelta.
Se volvió a vestir.
Y el día concluyó.
2 comentarios:
Ese chino andaba de suerte, pero esperaba un relato mas especifico... la vd.
No sobre el desnudo sino sobre los comentarios y la aventura en general
La verdad es que, releyéndolo, quedó bastante soso el relato. Haré una versión ultrapasteurizada y a ver qué sale. Gracias por su retroalimentación, querido lector.
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