miércoles, 5 de mayo de 2010

La terrible reducción del lenguaje






A mi juicio, una de las cosas que se han olvidado con tantas comodidades tecnológicas, con el ritmo de vida y la flojera (sobre todo esto último) es el comunicarse adecuadamente, ya sea de forma escrita o hablada. Lo cual se ve reflejado en toda forma de interacción moderna entre nosotros humanitos.

Una de mis tareas cotidianas es observar a la gente, descubrir sus comportamientos y el por qué de tales comportamientos. Ahora con monerías como facebook o twitter puedo acercarme más a hacer mi tarea, que tanto disfruto, de observar.




Y vaya si he observado. Ya lo mencionaba en la primer linea; las comodidades tecnológicas y los factores en los que nos desenvolvemos estás haciendo que nuestro lenguaje cambie, pero no he encontrado sea un cambio para diversificar el léxico adquirido con nuestro paso por la existencia sino que se va encareciendo de manera alarmante.


George Orwell en su obra "1984" ya vaticinaba el control de la población mediante la reducción del vocabulario existente, él lo llamó la 'Neolengua' y dicha reducción era sistemáticamente empleada para hacer que la gente, mientras menos palabras empleara tenía menos qué pensar, si pensaba menos tendría que oponerse menos al régimen. Y esta neolengua sí que funcionaba, de acuerdo al argumento de la recomendable novela del escritor británico.



¿Será que Orwell visualizó la mejor forma de control? Y es que la televisión aún no consigue del todo un control total, entonces la tirada sería meterse a lo que está de moda.




El uso de la mensajería instantánea ha ayudado a la causa, en donde a pesar de tener un amplio espacio se emplean pocas letras para comunicarse y la amplia confianza de estar charlando entre cuates (tal vez igual o peor versados en cuanto a ortografía y gramática se refiere) se cambian letras, se pasan por alto las reglas básicas de la escritura y la sintaxis; también, desde la invención de los mensajes de texto mediante el celular, se produjo la reducción de palabras: frases cortas y abreviaturas sustituyeron las oraciones para evitar mandar demasiados mensajes y aumentar el costo del uso del celular.


El resultado de esta abreviación, muchas veces innecesaria, de palabras y oraciones se ve traducida al mundo real. Una conversación entre jóvenes se ve reducida a unas palabras sacadas del léxico de un niño de primaria, un par de groserías y el nunca bien ponderado "güey" (y todavía insisten en escribirlo con "w"). Charlas en su mayoría sin sentido y sin una estructura sólida que le hagan a uno pensar en una lógica y un orden dentro de esos cerebros.


¿Será que en verdad mientras menos palabras se usen menos pensaremos? ¿Será que de esta forma los controladores del mundo nos dirán cosas y nosotros al no entender qué nos dicen sólo lo aceptamos así sin más?



Muchachos, pónganse a leer. Pero en serio, no sólo el periódico del personaje de al lado en el transporte público.


A modo de anécdota y para despedirme, les cuento que la semana pasada viajaba yo con rumbo a una consulta con un caso de epilepsia y una pareja de adolescentes iba conversando. De pronto escuché una de las peores violaciones a la lengua que hasta ahora haya tenido yo la desgracia de presenciar.



Conversaban sobre lácteos y él se quejaba de la lactosa contenida en su bebida favorita, a saber, la leche. Ella le incitaba a no dejar de beberla pues, de acuerdo a sus propias palabras, contenía sustancias que lo harían "ponerse fuerte". Y de pronto, se aventó la frase ganadora:




"Mírame a mi, yo diario tomo leche por la mañana y por la noche
pero-mas-sin-en-cambio estoy saludable"

Dios...

 
A la fecha sigo intentando descubrir qué quiso decir al mezclar tantas conjunciones adversativas (con una ya de por si mezclada) en una sola.




Agradeciendo su tiempo, y su paciente lectura, además de el apoyo de "Megaman X2", tiránico administrador de este espacio, para que regresara a escribir, me despido.


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